Atravesado por los desafíos que planteó y plantea la pandemia, el Merendero Rayito de Sol funciona desde el año pasado de acuerdo a los protocolos señalados por las autoridades. Mujeres y madres del barrio, como siempre, y más que nunca, lo sostienen con ayuda de la comunidad y el apoyo de SEHAS. Como es importante evitar las aglomeraciones, se entregan meriendas a niños y niñas de lunes a viernes; y como el hambre crece en tiempos de crisis, los días martes y jueves se suma la cena, priorizando a niñes y jóvenes pero también entregando alimentos a adultos que lo requieran.
Así, con mucha actividad y compromiso, se viene sosteniendo la tarea de cuidar garantizando un alimento a quienes más lo necesitan. Y además, a medida que la vacunación avanza y con todos los cuidados que marcan las autoridades sanitarias, generando un espacio de encuentro para alimentar los vínculos.
En este sentido y de a poco, sigue en movimiento la «Ronda de niñes» que SEHAS activa una vez por semana con grupos de niñes de distintas edades. Una ronda en la que se abordan -con distintas metodologías- temáticas con base en los derechos de niños, niñas y adolescentes. Día que también es propicio para generar encuentro con el equipo de trabajo del merendero, y sostener el espacio de escucha con el grupo de mujeres del barrio, armar kits sanitizantes para entregar con elementos de limpieza y desinfección.
Se trata de volver a la presencialidad, recuperarla, estableciendo una serie de reglas y haciendo hincapié en los cuidados tanto propios como comunes, aprender y aplicar los métodos para minimizar los riesgos de cada encuentro (programados con distancia entre las personas presentes). Es un aprendizaje en marcha, “en los primeros encuentros tuvimos que ir ajustando las medidas de protección, educando y aprendiendo. Desde organizarnos para tener a disposición suficiente alcohol y barbijos; como comprar más comida frente a las necesidades. Trabajar con las infancias sobre prevención y tener en cuenta el contexto tanto del territorio como de la situación sanitaria general», cuenta una integrante del equipo de SEHAS.
La situación de incertidumbre y preocupación que causa la pandemia, impulsa la creatividad y hace emerger iniciativas complementarias para sostener conversaciones y compartir sentires y experiencias: el equipo de SEHAS propuso un buzón a disposición de los vecinos en donde colocar expresiones sobre lo que están viviendo, en momentos donde las reuniones sociales y los espacios de catarsis están restringidos. El buzón como un modo de ejercitar el decir, el hablar y canalizar emociones y sentimientos sin verse expuestos al virus.
«Les niñes tienen incorporado al merendero y a las mujeres que lo conforman como un espacio no solo de búsqueda de alimentos, sino también de aprendizaje sobre alimentación, salud, etc. Percibimos en sus comentarios que es un lugar visto como «algo a ser, mirar, vincularse y a empoderar.», sostiene Rocío del equipo de SEHAS, y destaca que fortalecer el merendero en este contexto es contribuir en la consolidación del tejido social y el sentimiento de pertenencia de las comunidades por lo que «seguiremos trabajando restableciendo vínculos e incorporando nuevas herramientas, el compromiso con nuestra comunidad frente a la pandemia debe ser el único vector que contagiar».
SEHAS trabaja en el territorio de Montecristo desde el año 2011, en el marco de un proyecto financiado por la organización de cooperación internacional alemana “Pan Para el Mundo”. Este proyecto nos permitió iniciar vínculos con muchos vecinos y vecinas con quienes se inició un proceso de intercambio que permitió abordar de manera integral temas que surgieron a partir de sus preocupaciones como: el derecho a la ciudad, educación, salud y salud sexual, género y violencia familiar, derechos de niños, niñas y adolescentes, hábitat, tierra, vivienda, acceso al transporte. Desde entonces SEHAS viene acompañando a los vecinos en distintos procesos, como el derecho al hábitat e infraestructura comunitaria y en el Barrio Ampliación los Troncos el funcionamiento del Merendero Rayito de Sol. El mismo no solo funciona como un lugar donde proveer alimentos y víveres a las familias más necesitadas, sino también como un espacio en donde realizar distintas actividades educativas y lúdicas con niños y niñas.
Con la irrupción del virus COVID 19 a principios del 2020 y sus consecuencias; una crisis sanitaria a nivel mundial y el recrudecimiento de un contexto económico delicado para nuestro país, implicó una rápida respuesta por parte de quienes integran estos espacios y las organizaciones sociales que acompañan para contener las fuertes desigualdades que se viven en los barrios populares. Si bien las soluciones no son definitivas, es esencial el trabajo que se realiza por fortalecer los dispositivos que sostienen la educación, alimentación y salud de estas comunidades.